Toda educación estética habría de consistir en estos tres principios: apreciar la belleza, reconocer la fealdad y aspirar a lo sublime (Ponencia inaugural del encuentro Historia de las Ideas Estéticas en España en el siglo XIX, UIMP, Santander, 2010).
martes, 22 de febrero de 2011
martes, 15 de febrero de 2011
Sólo lo maravilloso
“Digámoslo clara mente: lo maravilloso es siempre bello, todo lo maravilloso, sea lo que fuere, es bello, e incluso debemos decir que solamente lo maravilloso es bello” (André Breton, Manifiesto del Surrealismo, 1924).
martes, 8 de febrero de 2011
Sencillez admirable
No se trata por tanto de hueca grandilocuencia o de falsa magnificencia, sino de pura y simple humildad, o, como decían los antiguos tratadistas retóricos, de ver la manera de conseguir una forma y un contenido excelsos y elevados en el marco de una “sencillez admirable” (La Voz de Asturias , 6 de julio de 2003).
martes, 1 de febrero de 2011
Pequeñas cosas
De cualquier forma, [lo sublime] era algo siempre ligado a la cantidad más que a la mera cualidad, al tamaño más que al hecho de que sea juguetona. Por fortuna, esa visión también ha ido cambiando y ahora se puede manifestar sin rubor que lo sublime se puede encontrar también en las pequeñas cosas, y que la profundidad de la mirada desde una ventana no depende de que ésta sea más o menos grande, siempre y cuando sepamos colocarnos a la distancia adecuada. Es lo que nos permite concebir, por ejemplo, que también son ventanas abiertas a la distancia los sobrios bodegones cubistas de Juan Gris, o las diminutas rosas de Luis Fernández , concebidas en un espacio igualmente reducido, propicio para la concentración y el esfuerzo contemplativo (La Voz de Asturias , 6 de julio de 2003).
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