martes, 28 de junio de 2011

Caminos de la abstracción

Salvo en un común interés universalista, en realidad son muy diferentes los caminos emprendidos por las diversas tendencias abstractas, a las que por lo general se les suele meter en un mismo saco pero que suelen defender propuestas muy distintas, no sólo artísticas sino también estéticas. Aunque a muchos les cueste distinguirlos, no supone lo mismo el suprematismo o el constructivismo ruso que el neoplasticismo holandés, ni defienden iguales intereses el informalismo europeo que la abstracción expresionista americana (La Voz de Asturias, 23 de marzo de 2003).

martes, 21 de junio de 2011

Pop mundial


Hubo, eso sí, una tercera vía [en el arte pop], abierta por el norteamericano Tom Wesselmann y por el asturiano Eduardo Úrculo, quienes defendían que no había que tomárselo todo tan a la tremenda, que no siempre tenía la culpa la Coca-Cola o que incluso se podía disfrutar del paisaje ofrecido por la línea de rascacielos coronada por las Torres Gemelas. Un sueño efímero y quizá erróneo del que ha venido a sacarnos un nuevo comando suicida (La Voz de Asturias, 6 de abril de 2003).

martes, 14 de junio de 2011

Comando suicida

 
Sería apasionante contrastar en una exposición este talante nihilista del pop norteamericano, del que había sido precursor Salvador Dalí y que iba en contra de la sociedad de consumo, con la actitud bien distinta de los artistas pop españoles, que utilizaron también los recursos propios de la cultura popular del momento para arremeter con la ironía contra el régimen franquista. Si el Equipo Crónica o Eduardo Arroyo utilizaron en sus obras ciertos iconos de masas, como el Guerrero del Antifaz o las estrellas de cine, lo hicieron sabiendo que su enemigo era mucho más concreto, y por lo tanto su combate resultó mucho más efectivo. Los pop norteamericanos se impregnaron de publicidad como comandos suicidas pero no pudieron evitar ser absorbidos y desactivados por el mercado, mientras que las bombas de los artistas españoles permanecen todavía intactas, con toda su carga explosiva (La Voz de Asturias, 6 de abril de 2003).

martes, 7 de junio de 2011

Sopas con honda




Hoy pocos se acuerdan de que el pop no fue un invento norteamericano sino británico, no sólo en lo musical, donde ha dado sus mejores resultados, sino también en lo plástico. Se creó en Londres en 1956, cuando el Independent Group organizó, en el Instituto de Arte Contemporáneo, la famosa exposición titulada Esto es mañana, cuyo cartel, realizado por el artista Richard Hamilton, era un collage con el título ¿Qué es lo que hace que las casas de hoy sean tan diferentes, tan atractivas?. En primer término, aparecía un musculoso muchacho, un culturista, con un chupachups entre los brazos con la inscripción POP, que acabaría dando nombre al movimiento. Richard Hamilton exigiría al nuevo arte, como toda aquella primera hornada de young british artists, “popularidad, efimeridad, prescindibilidad, ingenio, cachondeo, atractivo y malabarismo mecánico”, una reivindicación que coincidía en lo esencial con la cualidades que, justo un siglo antes, Baudelaire señalaría para el pintor en la vida moderna: “Lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente”. Sin embargo, para el poeta francés, lo actual, lo efímero, el gusto por lo transitorio y fugaz, la necesidad de lo inaudito y lo nunca visto como cualidades de la modernidad sólo constituirían “la mitad del arte”. La otra mitad, diría, “es lo eterno y lo inmutable”, y en esto los artistas pop británicos dan sopas con honda a sus descreídos colegas norteamericanos, más ocupados en el desmantelamiento de las convenciones artísticas (Catálogo de la exposición Helena Toraño. Pop, Sala Borrón, Oviedo, enero-febrero de 2010).